martes, 27 de agosto de 2013

"Concluir" y sus complemento de régimen

Imagen Iberdrola
En una entrada reciente, nos dedicamos a observar el verbo "concluir" en una acepción en la que requiere complemento de régimen. Más precisamente, en los casos en que se refiere a la actividad intelectual que permite llegar a una conclusión. (Ver entrada al respecto).

La afirmación de que en ese uso el verbo en cuestión requiere complemento de régimen generó opiniones opuestas, así que nos encontramos ante uno de esos temas apasionantes que motivan a buscar argumentos.

A continuación, propongo un ejemplo y el correspondiente análisis sintáctico.

  • El técnico concluyó en que la mejor estrategia era defender.

El  análisis sintáctico se reduce al siguiente esquema:

  • El técnico (sujeto)
  • concluyó (núcleo verbal)
  • en que la mejor estrategia era defender (complemento de régimen conformado por la preposición “en” y la oración “la mejor estrategia era defender” transpuesta a función nominativa por la conjunción “que”).

En caso de que se suprimiera la preposición “en”, diríamos:

  • El técnico concluyó que la mejor estrategia era defender.

El análisis sintáctico sería:

  • El técnico (sujeto)
  • concluyó (núcleo verbal)
  • que la mejor estrategia era defender (objeto directo encabezado por la conjunción “que”, que transpone a función nominativa a la oración “la mejor estrategia era defender”).

Desde el punto de vista de la sintaxis, ambas construcciones son posibles, ya que ninguna resulta agramatical. Sin embargo, la idea que se expresa de una forma no es la misma que la que se expresa de otra.

Aplicación del planteo teórico de Emilio Alarcos 
Volviendo al primer ejemplo, cabe destacar que en ese uso el verbo “concluir” no requiere un objeto directo en que recaiga su denotación, no obstante acepta complemento preposicional. Para verificarlo, es posible utilizar las pruebas propuestas por Emilio Alarcos en su Gramática de 1994 a fin de reconocer lo que él llamó objeto preposicional (en otras gramáticas, complemento de régimen):

  1. El objeto preposicional puede responder a la pregunta encabezada por la unidad interrogativa “qué” precedida de la preposición.
  2. En una construcción ecuacional se duplica la preposición del ejemplo original.
  3. Si el significado léxico del complemento de régimen fuera conocido y pudiera ser elidido, en su  lugar se debería ubicar un representante pronominal tónico precedido de la preposición pertinente. (Alarcos Lorach, Emilio. Gramática de la Lengua Española, 1994).

Veamos las pruebas aplicada a nuestro complemento de régimen en el ejemplo “el técnico concluyó en que la mejor estrategia era defender”.

  1. Ante la pregunta “¿en qué concluyó el técnico?  la respuesta se encuentra en nuestro complemento de régimen (objeto preposicional para Alarcos).
  2. Construcción ecuacional: “En que la mejor estrategia era defender fue en lo que concluyó el técnico". Tal como destacó Alarcos, la preposición se duplica en los casos en que nuestra expresión sometida a análisis representa al complemento de régimen.
  3. El técnico concluyó en eso. Se cumple la sustitución del complemento de régimen por un representante pronominal tónico precedido de la preposición permanente.

En definitiva, según la aplicación de la propuesta teórica de Alarcos parece atinado afirmar que en algunos usos el verbo “concluir”, pese a ser transitivo, puede no requerir objeto directo, sino objeto preposicional.

Aplicación de observaciones realizadas por Alex Grijelmo
Otra propuesta útil para este análisis es el planteo de Alex Grijelmo respecto a ejemplos de complemento de régimen. Este autor presenta el siguiente ejemplo:

  • Confío en que llegues antes de la cena.

Y detalla:

…"el complemento preposicional renuncia a la condición de complemento directo que podría esperarse de él (por ejemplo, creó que llegará antes de la cena), pues aquí resulta imposible porque el régimen del verbo corta la circulación gramatical de las oraciones transitivas. La acción del verbo no pasa directamente a un complemento (al complemento directo) porque la preposición obligada establece un desvío.
Así: Confío en que llegue antes de la cena (al contrario de lo que sucede con creo que llegarás antes de la cena), no se puede volver pasiva: 'Que llegue antes de la cena es confiado por mí'… horroroso. Pero sí que llegue antes de la cena es creído por mí. (No es una frase muy estilosa, ni muy del idioma, pero sí resulta gramatical)". (Grijelmo, Alex. La gramática descomplicada. Impresos y Acabados Editoriales S.A de C.V, Nicolás Romero, Estado de México. 2007, p 371).

Aplicación de observaciones realizadas por Emile Sagler.
Para concluir (justamente en el sentido que estamos analizando) es oportuno citar el trabajo de Emile Sagler en donde dice:

"Concluir con (cuando aluda al con significado de fin). Las cortes de 1706  que concluyeron con la proclamación de Carlos III. 2. de (razonamiento) No debe concluirse de esto que el autor se conforme… Se podría concluir de aquí… 3. en (razonamiento). Algunos teóricos han venido a concluir en que el vehículo y el modo de presentación de la noticia pueden ser tan interesantes y excitantes como la noticia en si… 4. en (resultado). Eran indiscutiblemente bebedores empedernidos, y todas sus noches concluían en borrachera.(Slager, Emile. Diccionario de uso de las preposiciones españolas. Editorial Espasa Calpe, S. A. 2007).

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viernes, 16 de agosto de 2013

"Inequidad" e "iniquidad"

Imagen
Durante la corrección de un trabajo reciente, se presentó la duda entre dos términos que se pronuncian de forma muy similar pero contienen significados diferentes: "Inequidad" o "iniquidad", en el siguiente contexto:
  •  "El Gobierno procura terminar con las situaciones de inequidad (o iniquidad) que afectan a los jóvenes".  
En el referido discurso, la palabra correcta era "inequidad"; esto se constató con el correspondiente audio para realizar la transcripción. Sin embargo, la situación de duda generó la búsqueda y correspondiente reflexión.

"Inequidad" no se encuentra en el diccionario
En informes de valor sociológico es muy frecuente el término "equidad", y por tanto, también "inequidad" en referencia a las diferencias de acceso a derechos y oportunidades que tienen diferentes grupos sociales. 

Al momento de recurrir al Diccionario de la Real Academia Española es posible apreciar que "inequidad" no se encuentra registrada. Justamente, esta ausencia incrementó la duda entre el uso de "inequidad" o "iniquidad" en el referido trabajo. Sin embargo su conformación no presenta irregularidades.

Respecto al sentido, está claro que el prefijo "in" antes del morfema base "equidad" transforma el significado de la nueva palabra en opuesto al significado de "equidad".  Según el diccionario, "equidad" significa "igualdad"; por su parte, el significado de "inequidad" refiere a desigualdad. 

El Diccionario Panhispánico de Dudas y las posibles confusiones
Finalmente, la definición de "inequidad" fue encontrada en el Diccionario Panhispánico de Dudas, que inclusive se refiere a la posible confusión:
  • "Inequidad. ‘Desigualdad o falta de equidad’. Además, en la especificación correspondiente se recomienda: "No debe confundirse con iniquidad (‘maldad o injusticia’; → iniquidad)".
El problema, entonces, está resuelto: "inequidad" es un término correcto, adecuado en referencia a cuestiones sociológicas y no está en el diccionario. 

Como hemos visto, los diccionarios aportan soluciones pero no incluyen a todos los términos. Así que en algunas oportunidades es necesario evaluar la formación de las palabras y, en caso de no haber errores de construcción, ni falta de pertinencia según lo que se pretenda comunicar, pueden ser utilizados términos que no se encuentren registrados.

Lectura recomendada:

jueves, 15 de agosto de 2013

Los diccionarios: guías útiles pero no mandatos

Imagen: Blog Pablo Pando
Los diccionarios de las academias de lengua son indispensables para quienes trabajamos con el lenguaje. Sin embargo, no es correcto pensar que contienen todas las palabras de nuestro idioma, ni que las variantes que aún no están registradas no deben ser empleadas. A continuación, compartiremos algunos consejos acerca del uso de estos instrumentos indispensables para las tareas de redacción y corrección.

Lo primero que debemos reconocer es que los diccionarios constatan los significados que las palabras designan según su uso por parte de determinadas colectividades y las formas en que deben ser escritas. También permiten apreciar las diferencias entre términos utilizados en situaciones de comunicación formal y vocablos que corresponden a contextos de confianza entre los hablantes.

El registro de las palabras es una tarea infinita, ya que la lengua está en constante modificación. Todo el tiempo se generan nuevas expresiones y significados. Inclusive se producen cambios en el “uso” de una misma palabra, que pueden llegar a ser contradictorios.

Cambios semánticos registrados
En un momento dado, los hablantes de una comunidad adoptan un nuevo significado; pasado cierto tiempo muchas personas emplean esta acepción y, finalmente, el diccionario la registra. El orden de los acontecimientos en la “historia” de una palabra es ese: no se trata de que el diccionario establezca con qué significado se emplea un término, sino de que los hablantes son quienes definen las palabras, entonaciones y significados con las que se comunican.

Veamos un ejemplo de cambio de significado constatado por el Diccionario de la Real Academia Española:

  • “Enervar”, que significaba “debilitar, quitar fuerzas” pasó a significar también “poner nervioso”.

Cambios de significados y nuevos términos no registrados
Los nuevos sentidos de las palabras que no han sido registrados por los diccionarios, así como palabras que aún no han sido incluidas, no ocasionan dificultades en situaciones de comunicación informal. Sin embargo, a la hora de expresarse oralmente o redactar en forma profesional, es recomendable respetar las definiciones ya reconocidas por las academias, a fin de evitar malos entendidos o generar una imagen de descuido de nuestro trabajo.

Veamos un ejemplo de cambio de significado aún no registrado.

  • “Bizarro”, que según la Real Academia Española significa “valiente”, “generoso, lúcido, espléndido”, para el hablante promedio del Río de la Plata es sinónimo de “cómico”, “ridículo” o “gracioso”.

Un ejemplo de palabra no registrada por el diccionario:

  • “Rapidísimo”, formada según las reglas morfológicas del español, y de significado conocido por muchos hablantes.

En definitiva, podemos concluir en que:

  • Es importante utilizar los diccionarios para conocer la forma correcta de escribir las palabras.
  • Los sinónimos son de utilidad para evitar la redacción monótona, además enriquecen nuestro texto con las variantes que ofrece el idioma.
  • No siempre que una palabra no aparezca en el diccionario debemos evitar su uso.
  • Emplear las palabras en los casos en que el significado que queramos expresar coincida con la primera acepción registrada en el diccionario es una práctica que favorece la comunicación exitosa. Por ejemplo: para el verbo “contar”, el significado de “atribuir algo a alguien” es la decimosegunda acepción, así que si quisiéramos expresar esa idea sería más recomendable utilizar otro verbo. Podría ser “incluir”, que en su segunda acepción significa, respecto de una cosa, “contener a otra”.



Vínculos:
Diccionario en línea de la Real Academia Española
Diccionario Panhispánico de Dudas de la Real Academia Española

lunes, 5 de agosto de 2013

Diferencia entre "aspirar" y "aspirar a"

Castellano Actual
No es lo mismo "aspirar algo" que "aspirar a algo", este es uno de los casos en que las preposiciones afectan al sentido del verbo que las precede. Es indispensable la utilización de "a" para expresar que el verbo "aspirar" refiere a un deseo que se pretende cumplir y no al hecho de inhalar.

Según la Real Academia Española "aspirar" significa, en su acepción más frecuente:
1. tr. Atraer el aire exterior a los pulmones.

En este caso el verbo se presenta sin ninguna preposición. Sin embargo, es muy frecuente su uso para designar el sentido de "pretender" o "desear" algo. Entonces es imprescindible el uso de la preposición "a", tal como lo indica el Diccionario Panhispánico de Dudas.

Por ejemplo: El candidato aspira a ocupar el puesto de alcalde.    Correcto
                      *El candidato aspira ocupar el puesto de alcalde.        Incorrecto

Más información sobre preposiciones
Las preposiciones conectan  a los sintagmas (conjuntos de palabras que, con un orden establecido e invariable, comunican un significado y cumplen una función sintáctica determinada). Pueden encabezar oraciones subordinadas, representar al antecedente que sustituyen y cumplir su función sintáctica dentro de la subordinada.

A pesar de que no desarrollan un significado en sí mismas, afectan el sentido de la comunicación, por lo tanto no se puede prescindir de ellas sin afectar el mensaje que queramos expresar.

Lecturas recomendadas:
Algunas características de las preposiciones
Errores frecuentes con la preposición "a"
El dequeísmo y los errores por tratar de evitarlo
"Interpelación a alguien" es diferente a "interpelación de alguien"
"A ver" no es lo mismo que "haber"